martes, 16 de febrero de 2016

Casa Kasa: El mejor Hostal de todo San Cristobal de las Casas

.

¿Eres músico, pintor, poeta, artista visual, audiovisual, buscas inspiración, buena vibra, aumentar tu sabiduría, tu buenaondez, cheveréz, cooleza, tus habilidades lingüisticas, culinarias, o simplemente pasar unos días y noches, sintiendote más en casa que en tu propia casa, en familia? Entonces, indudablemente, innevitablemente, éste es el lugar. Tu lugar

Por lejos, el mejor hostal en el que he permanecido. Y aunque sólo haya sido por 4 días, la experiencia fue muy enriquecedora. Sobre todo en el plano espiritual.

Desde que llegué sentí la buena vibra.
Quién me abrió fue Takeshi San, el dueño del hostal, quién además de ser un
Ser muy cálido, generoso, es un muy talentoso beatboxer con mucho sentido musical.

No pasó mucho tiempo para que, luego de instalarme, sintiera una calma que no había tenido desde aquél viaje a las playas de Mazunte. ¿Qué es exactamente lo que me hizo sentir así? Todo: la armonía de los demás huéspedes, que tenían una tremenda vibra positiva, tranquila, (no esa vibra exagerada influenciada por mensajes de superación personal de bolsillo que pululan purulentas en las redes sociales). La armonía del lugar. Pequeño, sencillo, pero lleno de paz, de amor.

Pero, ¿cómo llegué aquí?

Bien, para hacer la historia breve, a modo de súper-resumen, la cosa fue así: Ya tenía una semana en San Cristobal, trabajando/colaborando en labores de volntariado en otro hostal, y cierto día, mientras andaba de paseo por el centro junto a dos de las lindas chicas que también se hospedaban en aquél lugar, Yeava y Beck, de Lituania y Australia respectivamente... escuché a alguién cantando una rola muy bonita en japonés.

Al alzar la vista, vi lo que me pareció una visión fantástica, una señal. Se trataba del rostro del hombre más feliz del mundo: Un hippie japonés. Su sonrisa al cantar era auténtica, llena de luz. Todo su ser resplandecía, a la vez que se movía armonioso al ritmo de los rasgueos de su guitarra,  suave, despacio.

A sus pies, en la funda abierta de su guitarra habían muchas monedas que la gente - en un acto de alegría contagiada, retribuía a ésta noble alma con aportación económica, y él a su vez agradecía con una sonrisa aún más grande pronunciando "Arigato" o "Gracias". También le di una moneda de 10 pesos como agradecimiento por haberme alegrado el día.

Todo ese día, pensamientos sobre su felicidad desmedida venían a mi cabeza. Quería verlo otra vez, quería ser feliz como él. Y de paso, preguntarle si podría traducir algunos de los haikus que había estado escribiendo durante los últimos meses de viaje. Sería la última de mis "micro-misiones", pues ya faltaba poco para partir de aquella hermosa ciudad.

Así, al día siguiente me propuse encontrarlo otra vez. Pasé por la misma calle donde lo había visto, y pregunté a los dueños de los locales aledaños a donde lo había visto tocar y cantar el día anterior, pero me dijeron que no lo habían visto, y que no siempre se ponía en el mismo lugar. Misma historia con algunos otros caminantes a los que le preguntaba.

No desistí, pero tenía otras "micro-misiones" para cumplir ese día, además, tenía una cita con el emir de la comunidad musulmana de San Cristobal, de quién también me llevé muy buenas y gratas impresiones. Además de ser un Hombre recto, bueno, generoso.

Entonces, a la mañana siguiente, luego de retirarme del hostal en dónde estaba (Muy sana, sanísima desición, pues el ambiente ahí se estaba poniendo pesado, y de hecho todos los voluntarios y los huéspedes decidieron irse también el mismo día) en no muy "buenos "términos" decidí ir a buscarle. Pero ésta vez, ya con la mente más despejada, cambié la estrategia: preguntaría a turistas japoneses si habían visto a su connacional hippie.

Transcurrieron pocos minutos desde que terminé de beberme mi cafecito mañanaero, cuando vi a un esterotípico turista japonés (con cámara en mano tomando fotos a todas partes con poses de power ranger) y éste dijo que no lo había visto, más me dio la dirección de un café, el Café Sierra Madre, en dónde sirven también unos panecillos muy ricos, que era frecuentado por japonéses. Sobre todo en la planta alta por las noches, la cuál es un bar, también muy cool, donde van ahí a pasarla bien. Se me indicó que hablara con la dueña, quién era japonesa, Midori, creo era su nombre. 



(Y claro, no puede haber una bonita historia japonesa sin gatitos)

Al dar con el lugar, entré, pero no se encontraba la dueña, en su lugar estaba su esposo, quién me invitó un café y un delicioso pay de queso con fresas a la vez que, aprovechaba su momento de descanso para sentarse en mi mesa, para platicar acerca de la cultura chaiapaneca, mexicana y japonesa, sobre el idioma nipón, y sobre los japoneses que se encontraban ahí en San Cristobal, que según me decía, eran japoneses "marginales", desde el punto de vista de su sociedad, y hasta cierto punto, también de la nuestra. Pero ésta marginalidad no era otra cosa que "humanidad". Pues, una vez al conocerlos, sentí una tremenda calidez espiritual que me hacía sentir muy bien, en calma, y que ahora de recordarlos, me estremece.


Y ¿cómo se llega aquí?

El Don, me dijo que efectivamente había visto al Hippie japonés y me dio la dirección y las señas de cómo llegar, adviriténdome de que era medio (muy) laberíntico y nada céntrico.

Formalmente la dirección es ésta:

Casa Kasa
Cerrada Brasil 6B
Entre calle Brasil
y Río Barrio Mexicanos
CP. 29240

Luego de haberme extraviado durante dos emocionantes horas, y de preguntar, di con el lugar. Volviendo al flashback, una vez que hube tocado el timbre, abrió la puerta Takeshi San, quien me dio la bienvenida con toda la sencillez y alegría del mundo. Sentí en ese momento que nos saludamos, como si lo hubiese conocido de toda la vida, y vi algo en su mirar también. Una empatía instantánea. Reímos, pasé a la sala, y conversamos un poco. Fue como haber visto por fin a un hermano o un amigo al cuál no se veía desde la infancia.
 
(Detalle del decorado interior, en la parte superior antes de llegar 
a la cocina) 

Mi alegría aumentó cuando, vi al "hippie japonés" quien result[o llamarse Akyo, sentado con su guitarra junto a otros artistas japoneses y un altísimo rubio australiano llamado Álex (quién además dominaba con facilidad muchos instrumentos musicales, así como el español). Estaban conversando y ensayando. Nos presentamos todos, y fue aquí donde todo el dolor, la angustia, los pensamientos parásitos, todo lo malo, se desvaneció. 


Y mira tú, la súper-colección de mangas. ¡Súpa-sugoooi!

Me integré de inmediato al grupo para escucharlos tocar algo de fusiones de jazz con blues, folk y funk, con instrumentos que iban desde la clásica guitarra acústica, Didgeridoos,Sanchins, bongos, batuques, castañuelas japonesas,  y claro, las percusiones bucales del beatbox de Takeshi San.

Jammings, música, poesía, deliciosa comida y buenísima vibra

Takeshi San me invitó después de la sesión un café que olía a tierra del paraíso, platicamos un rato sobre muchas cosas: música japonesa y mexicana, videojuegos, Akira Toriyama, Animes, diferencias y similitudes culturales...
De paso le pregunté si sabía de alguien que pudiese traducir algunos de mis haikus al japonés, y me dijo que se los diera, que su novia, Kaoru, podía encargárse de ello. Y así fue, los tradujo con una entrega total de 3 días, en los que esforzó para que tuvieran una métrica perfecta de 5-7-5 sílabas, Aún y cuando algunos de mis textos no cumplían rigorosamente con dicha métrica. Al final me sentí obligado a pagar, obligadísimo, pues una labor tan ardua y de manera tan generosa, perfecta, no podía de ninguna manera ser gratuita. Y no me hubiese molestado para nada poder pagar cientos de pesos, pero no contaba tampoco tanto con un presupuesto muy alto.

Uno de los haikus que me tradujo fue éste:

恋泪
今宵の海と
なりたけり
.................................
Ésta noche el mar
está hecho de las lágrimas
de todos los amantes

Como sea, durante el transcurso de los días siguientes, cuando volvía al hostal, me integraba a los jammings, tocando tambien guitarra, armónica, haciendo beatbox o improvisando ladridos. Las noches fueron todas muy bonitas, y todos aportaban algo, aún con su presencia.

Hubo una noche en especial, donde prepararon una fusión de comida japonesa y mexicana. Tardaron 3 horas en preparar todo, para que al final todos nos avalanzaramos como pirañas o auténticos personajes de ánime a devorar hasta los platos. Y, luego de terminar con la cena. Todos ayudamos a limpiar la cocina, para pasar al patio a una noche de jamming, con la luz del fuego de una estufa improvisada y bajo el de las estrellas, allá arriba. 


 
(Aquí ayudando a preparar la cena a a Yohei y Nozomi)  
 
 (Comenzando el atascón)
 
(Jugando el juego japonés llamado "Vamos...")
 
(Y comienza el jamming. La conexión de los corazones 
a través de la música)
 
(Akyo interpretando "Across the universe")
 
(Los comensales, conmovidos)
 
(Y ya entrando en el trance místico, al ritmo de los batuques,
bongos y el didgeridoo)

Durante las mañanas también, era reunirse en el patio, y hacer lo que fuese, como contemplar la lluvia, y hacer música, fiolosofar, hablar sobre la poesía de los caracteres japoneses, o sobre la poesía misma. Y aún si permaneciamos en silencio, tan sólo fumando, éste silencio era bello, para nada incómodo. Era un silencio tan bello que uno sabía romperlo hubiera sido una aberración inconcedible. Fue algo muy zen. Y éste silencio, al igual que la niebla de aquella mañana, se disipaba poco a poco. Entre Yohei (uno de los húespedes también muy cool), y uno de los hippies (el más veterano, y poeta además) y yo formamos dos en ese momento:

Entre la niebla
Un cuervo se acicala
sobre la antena

Y uno más, que no recuerdo como iba, pero que decía algo como "Niebla y silencio/en Casa Kasa/viendo la lluvia"

 
(De esas mañanas de lluvia...y música, de ensayar y ensayar,
 y hacer música. De conectar los corazones)

Para no sentirme tan parásito, le propuse a Takeshi San si podía ayudarle con algo en el hostal, ya que veía que él andaba de un lado para otro barriendo, trapeando, limpiando y así, pero me dijo que así estaba bien, que era para él todo un placer trabajar, haciendo lo que fuese, y que ese sentimiento era compartido por todos los japoneses.Que sentían amor por el trabajo, y que no era para nada una molestia. Pero que si quería podía encargarme de encender y apagar el boiler, ¡Haha!

 
(Aquí el Emisario de la Paz, Akyo, recibiendo la mañana con
una canción sobre la paz)

En fin, aprendí mucho de ellos, y mención honorífica, puedo decir que además nos enseñabamos mutuamente, mediante juegos didácticos de mesa, como con clases personalizadas ahí mismo. Japonés y español. Así como también me hice de alumnos, y en especial de uno muy-muy especial, que ponía atención, como un niño atento, concentradísimo en aprender y que además es un ser humano en toda la extensión de la palabra, un gran hombre y amigo: Tatsuya. 


(El Gran Tatsuya, estudiando duro durante las lecciones
de español en la sala)

Al final, a la mañana del cuarto día, decidí partir antes de que se desperataran todos. Me sentía muy encariñado y agradecido y sentía que me resultaría traumático verlos a todos a los ojos y decir "Gracias por todo" y "hasta pronto". Pero Takeshi San, Tatsuya San y Yohei me acompañaron hasta la salida, abriendo completamente ambas puertas de la entrada. Nos abrazamos, como intentando que las lágrimas nos traicionaran, pero todos teníamos los ojos vidriosos. No sabía por qué. Sentía que eran mis hermanos, de otra y otras vidas quizás. Y bueno... dijimos que nos volveríamos a ver y que compartiríamos lo que aprendieramos, que haríamos más y mejores jammings, que hablaríamos más fluidamente en los idiomas que aprendieramos y así...

 
Siempre dispuestos a ensayar y ensayar. ¡Espíritu japonés!

Aaahhhh... (largo y hondo suspiro). Así

Otro de los haikus que tradujo Kaoru, que también volvían a reflejar y sentir en ese momento compartido de la despedida fue:


見つめ会う
二つの眼
真実となる
......................................
Cuando dos seres 
se miran a los ojos
se vuelven reales 

Y entonces, al despedirme de ellos, cargar mi mochila y partir de San Cristobal, me fui siendo real, sanado, feliz. De algún modo, completo con mi ser. Esperando pronto volverlos a ver.

Arigato Gozaimas, Casa Kasa. Pronto nos volveremos a ver para ser y estar, y compartir.
またね


...........................................................................................

Su página en facebook: Casa Kasa                        Canal de Youtube: Casa Kasa

No hay comentarios:

Compartir

 
Creative Commons License
This obra by Arturos (Basiliskus) is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 2.5 México License.
Based on a work at basiliskus.blogspot.com.